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Diversidad sexual en el contexto escolar: visibilidad y empatía

  • Foto del escritor: Abraham Ramos Viera
    Abraham Ramos Viera
  • 24 sept 2024
  • 3 Min. de lectura

El nuevo paradigma social nos invita a entender que la diversidad es una consecuencia lógica que se deriva del ser humano que se abre a explorar su propia identidad personal, sin la necesidad impuesta de ajustarse a esquemas preestablecidos. Esta es, sin duda, una gran oportunidad para desarrollar valores fundamentales como el respeto y la empatía, que impactan positivamente en la convivencia.

Mi educación primaria se desarrolló entre finales de los años ochenta y la década de los noventa, cuando no había demasiado espacio para la diversidad en el ámbito escolar, entre otros. La familia seguía siendo aquella institución tradicional sustentada sobre las figuras paterna y materna. Los roles de género estaban muy presentes y quedaban patentes continuamente: en los juegos, en el uniforme y en las profesiones con las que soñábamos, por un lado, los niños, y por otro, las niñas. Era una visión del mundo que te mostraba diferentes categorías estancas y predefinidas a las que debías pertenecer, y que dictaban cómo debías ser y cómo actuar. Todo lo que se saliera de esos patrones o no estaba bien o podía convertirse en motivo de burla, señalamiento y aislamiento social.

Así, en ese escenario, muchos de los que no encajábamos en los patrones heteronormativos imperantes comenzamos a transitar por un desierto de incomprensión, dolor y búsqueda personal que se alargaría durante décadas. Si miro atrás, creo que uno de los factores que más dificultaron la comprensión de mí mismo fue la ausencia de modelos con los que sentirme representado. Es por esta razón que hoy defiendo que aportar modelos de diversidad familiar y sexual desde el colegio es profundamente útil para el alumnado. De esta manera, todos y todas pueden verse y sentirse representados en los contenidos educativos, fomentando el respeto y la empatía, y, en última instancia, contribuyendo a su mayor bienestar y felicidad.

Esta forma de entender la escuela desde un enfoque diverso e inclusivo debería ser una buena noticia para todas las personas, pero no es así. Aún existe la creencia en algunos sectores de que aportar modelos de familias y personas LGTBIQ+ es una forma de adoctrinar o, incluso, dirigir a los niños y niñas hacia ese tipo de “opciones”. Esto último daría para escribir mucho, pero simplemente diré que se trata de una creencia que se desarma con facilidad; basta con entender que muchos crecimos sin disponer de modelos ni información sobre temáticas LGTBIQ+, y aquí estamos, porque no se puede ir contra natura.

"Abordar la educación desde el enfoque de la diversidad sexual tiene beneficios para el conjunto".

Por eso, si llegamos a la conclusión básica de que el bienestar y la felicidad de los niños y niñas debe estar por encima de todo, la consecuencia más inmediata es lógica: abordar la educación desde el enfoque de la diversidad sexual tiene beneficios para el conjunto. Por un lado, para las personas homosexuales, transexuales, bisexuales… será útil disponer de modelos que favorezcan su sentimiento de pertenencia, que contribuyan a desarrollar un autoconcepto ajustado y una autoestima alta. Por otro lado, para el alumnado heterosexual será útil para fomentar valores como el respeto, la empatía y la capacidad de convivir en una sociedad cada vez más diversa.

Es un reto convivir en un mundo en el que algunos de los esquemas que permanecieron vigentes durante décadas se desvanecen para ensanchar los límites de los derechos y libertades personales. Es natural encontrar ciertas resistencias, ya que el ser humano tiene tendencia a aferrarse a sus certidumbres, pero no es menos cierto que todo avance, crecimiento o evolución requiere de la valentía de poner en duda lo que se dio por sentado durante tanto tiempo. Por eso, a pesar de la dificultad que puede entrañar, la diversidad nos abre un mundo de oportunidades de crecimiento personal y colectivo.

Merece la pena el esfuerzo de reivindicar la visibilidad de modelos LGTBIQ+ en el contexto escolar, porque esto, sin duda, puede evitar mucho sufrimiento a niños, niñas y jóvenes al entender, desde muy temprano, que su forma de ver la vida, de amar o de sentirse en su propia piel no está mal, ni es motivo de vergüenza, ni debe esconderse.


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