LGTBIfobia y acoso escolar
- Abraham Ramos Viera
- 19 abr 2024
- 3 Min. de lectura
El pasado 10 de febrero, Rigoberta Bandini recibió el Goya a mejor canción original por Yo solo quiero amor, de la película Te estoy amando locamente. En su discurso de agradecimiento lo quiso dedicar sus amigas, amigos y familiares que forman parte del colectivo, añadiendo que “a todas las han llamado bolleras o maricones en el patio del colegio y han tenido que esconder su manera de ser en algún momento por encajar”. Unas palabras que han servido para poner de manifiesto lo cotidiano que ha sido el acoso escolar en el colectivo LGTBI, hasta el punto de ser normalizado durante décadas.
Al hablar de LGTBIfobia, hacemos referencia al rechazo, miedo, repudio, prejuicio, desprecio o discriminación hacia personas que se reconocen a sí mismas como LGTBI, o a personas por asociación o afinidad a las mismas. Algunas formas específicas de LGTBIfobia son, por un lado, la homofobia, referida a la aversión hacia la homosexualidad o las personas homosexuales (RAE, 2024) y, por otro, transfobia, como el rechazo que sufren las personas transexuales al transgredir el sistema sexo/género socialmente establecido (Alises, 2023).
El acoso escolar es un fenómeno que afecta a toda la comunidad educativa, no obstante, diversos autores concluyen que el colectivo LGTBI es más vulnerable a padecer victimización (Larrain y Garaigordobil, 2020). En estudios prospectivos realizados en Estados Unidos, destacaron que un 42 % de los jóvenes con orientación sexual no normativa han sido objetivos de acoso escolar, en comparación al 21% de heterosexuales, otros arrojan cifras que varían entre el 51% y el 57,38 %. El 43 % de los niños, niñas y adolescentes que han sufrido acoso escolar homofóbico han llegado plantearse el suicidio y el 17% llegan a atentar contra su vida (Lopez, 2018; Larrain y Garaigordobil, 2020).
En España, de acuerdo con las investigaciones realizadas por Generelo y Pichardo entre 2005 y 2007, el 65% de los chicos y chicas homosexuales ha sufrido insultos, un 30% exclusión; un 20% golpes y un 10 % llega al extremo de haber sufrido palizas. De esta forma, los datos anteriormente expuestos demuestran que la orientación sexual es un factor de riesgo a la hora de sufrir acoso escolar. Para Save the Children, un cambio cultural y una educación en la diversidad sexual y en las identidades personales evitarían en gran medida la violencia de género, el acoso en la red y la homofobia y transfobia.
La población LGTBIQ+ tiene una mayor probabilidad de sufrir acoso escolar que la población heterosexual, tal y como han puesto de manifiesto diferentes estudios. Este tipo de acoso tiene sus causas en el rechazo a la propia orientación sexual del sujeto y se agudiza por la soledad y el aislamiento al que se expone el que lo sufre.
Si bien en nuestro país avanzamos cada vez más hacia una sociedad más diversa aún queda camino por recorrer, de forma especial en un momento en el que el crecimiento de la ultraderecha amenaza con derogar los avances realizados hasta el momento. Para ello es necesario trabajar la prevención desde los centros educativos, desarrollando valores como el respeto y la empatía hacia el otro.
Y para concluir hago mías unas palabras de uno de los tantos buenos diálogos que forman parte de la película “Te estoy amando locamente”, dirigida por Alejandro Marín que cito literalmente “Las cosas están cambiando, pero todavía no han cambiado”.

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